Tiranos en la actualidad

La mayor parte de los tiranos, no saben que lo son. Los que los acompañan, a  veces tampoco lo saben.

El tirano del siglo xxi es un tirano dialéctico. No pregunta por escuchar, sino por destruir, vive del conflicto.

Al tirano no le gusta cambiar, porque cambiar es síntoma de aprendizaje, y el aprendizaje y la tiranía nunca se llevaron bien.

Cuando la conversación apunta hacia conclusiones que muestran la obligación moral de hacer las cosas de otra manera o llegar a acuerdo, el tirano cambia de tema o se ausenta.

El tirano no sólo va a cambiar de tema si es necesario, también cambiará el registro o plano existencial en el que se está hablando. Véase la ironía o la burla en una forma exagerada por ejemplo. Estes sutiles cambios de nivel que cortocircuitean la conversación son a veces difíciles de detectar.

El tirano no tiene empatía, vive en la caja racionalista, donde las palabras son símbolos de símbolos siempre susceptibles de ser reinterpretados. El tirano va llevarse siempre la razón, y no sólo eso, te va a demostrar que tú no sabes o estás carente.

El tirano es cordial, se despide con una cálida frase para correr un velo que tape la sangre derramada y así tener más opciones  de volverla a chupar.

Cuando te encuentres con un tirano, predica con el ejemplo, con las palabras estás perdido. Confórmate con intercambiar puntos de vista, no aspires a llegar a acuerdos.

El tirano, además de sutiles tácticas esquivas y cambios de tercio, también usará un ritmo alto en la conversación, la cuesión es que te pierdas, siempre será más fácil que te pueda acuchillar.

Cuando sientas que la conversación ya no fluye, házselo saber, quizá sea lo único que le podemos enseñar a través de la dialéctica. Incluso eso te lo querrá quitar, pero recuérdale que tus sentires, nadie te los puede argumentar, son y punto. Tú no eres un ser exclusivamente racional y vives en un multivero de información con el que te gusta caminar en armonía.

Y sobre todo, ama al tirano que llevas dentro, que se manifiesta a través de los demás para podernos comprender. Porque si algo necesia un tirano, es un abrazo, pero no de brazos, sino del alma, porque un tirano se construyó al no tener herramientas para construir nada mejor, y de esa construcción mediocre inconsciente sale tanto odio que sólo piensa en destruir a los demás y en última instancia a si mismo.

Muéstrale con el ejemplo la herramienta de la compasión, recuérdale con tu rostro otras fortalezas que tiene y admírate de su alma que decidió encarnar sin recursos para caminar de una manera afectuosa.

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